Somos lo que ejecutamos

De aquel dicho de «somos lo que comemos» creo acertado hacer un paralelismo entre la comida y el software.

Veamos.

  • Lo que compramos nunca es ni remotamente parecido a lo que vemos en las fotos de las publicidades
  • Nunca tenemos certeza del origen real y calidad del producto
  • No sabemos de qué manera fue creado
  • Con supuestas ‘ofertas’ nos quieren tentar a tener más
  • Al principio parece todo bien, pero luego surgen efectos colaterales
  • Terminamos dañando nuestro organismo lentamente

¿Pensaron que estaba hablando de comida chatarra?

Pues no. Estoy hablando de Software Privativo o Propietario; aunque bien podría compararse al fast food.

Software Propietario

Lo que vemos en las publicidades y fotos son situaciones perfectas. Todo funciona muy bien, la gente está contenta con su software recién comprado y licenciado. Nos tienta a comprar y a quererlo. Quizás porque es lo único que conocemos.

Lo cierto es que no tenemos certeza de la calidad de los componentes que conforman ese software de código cerrado, excepto la palabra del propio fabricante. Tampoco sabemos el origen del producto. Sólo sabemos que sale de una empresa, no sabemos ni donde, ni cuando se fabricó.

Tampoco sabemos de qué manera fue creado, que métodos, que personal se encargó, su idoneidad, y mucho menos conocemos el código fuente de cómo fue creado.

Nos invaden con ofertas y pequeñas inversiones para que tengamos ‘agregados’ al producto original, de los cuales tampoco tenemos certezas ni sabemos si mejorará – y en muchos casos empeorará – el software que hemos comprado.

Inicialmente todo está bien, estamos contentos con nuestro reluciente producto, pero luego comienza a deteriorarse y a fallar; quizás por cuestiones inherentes al sistema de archivos, quizás por el manejo interno de la información. Y ya no sabemos que hacer.

Finalmente vienen los daños a nuestro organismo. Si, si… nuestro ritmo cardíaco se incrementa y comienza a alterarse nuestro sistema nervioso cuando esa aplicación queda ‘pensando’ y no podemos hacer otra cosa. Nos da un ataque de nervios cuando el ‘procesador de textos’ se cierra inesperadamente y nos damos cuenta con horror que no hemos guardado los cambios luego de trabajar durante una o dos horas. Nuestro nivel de agresividad se incrementa cuando el put@ correo que nos llega a nombre del gerente está infectado con miles de virus a causa de una vulnerabilidad en el cliente de mensajería. Que el lunes por la mañana cuando llegas a la oficina y debes entregar ese mald#%o informe semanal pasan 5, 10, 15 minutos hasta que finalmente el puto sistema operativo arranca. Que el maldito viernes en la putísima última hora del asqueroso trabajo cuando ya nos queremos ir a la mierda no cierra la hijaderemilputa aplicación y no se apaga el putoremilparido equipo de mierda y la reconchaputamadrequelosremil parió… te voy a agarrar equipo de mierdahijodemilputas, soretemalcagado apagate deunavez y la putaqueterepar…. [crac]

Ah mirá!… allá vienen el estres, el dolor en el cuello, la contractura, la acidez estomacal, la migraña y todos sus amiguitos a la fiesta. Que les sea leve.

El paralelo al fast food es más sencillo de ejemplificar y no voy a entrar en detalles, con leer la lista inicial es fácil darse cuenta de qué estoy hablando.

Desmitificando

Está bien… lo del estrés se puede dar con cualquier software sea privativo o libre. Pero es mucho mas probable que un sistema operativo privativo como lo es Windows produzca los efectos antes mencionados, que un sistema operativo libre como cualquier GNU/Linux.

¿Pero que significa privativo?

Según Wikipedia: El software propietario (también llamado privativo o de código cerrado) es cualquier programa informático en el que el usuario final tiene limitaciones para usarlo, modificarlo o redistribuirlo (con o sin modificaciones), o cuyo código fuente no está disponible o el acceso a éste se encuentra restringido por un acuerdo de licencia, o por tecnología anticopia.

Es decir, usalo pero como yo te digo, no lo podés modificar, no lo podés prestar ni copiar, y ni se te ocurra ver como funciona.

Tener un Windows trucho es un delito

Modificar una librería de windows es un delito

Prestar o instalar tu Windows en otra PC es un delito

En cambio, el software libre según la wiki dice esto:

El software libre (en inglés free software, esta denominación también se confunde a veces con gratis por el doble sentido del inglés free en castellano) es la denominación del software que respeta la libertad de los usuarios sobre su producto adquirido y, por tanto, una vez obtenido puede ser usado, copiado, estudiado, cambiado y redistribuido libremente.

Es muy sencillo, cuando se tiene software libre se puede modificar (eso implica que venga con el código fuente), se puede redistribuir, prestar, copiar, incluso se puede vender, siempre y cuando incluyas el código fuente.

Quizás se estarán preguntando a donde voy con todo esto…

Bueno, se tiene certeza de la calidad de los componentes de software libre ya que al estar disponibles para quien quiera, todos pueden testearlo, encontrar errores, depurarlo, modificarlo, mejorarlo y finalmente dejarlo en un punto en el cual ese componente es casi perfecto. Y se puede conocer con exactitud quién lo creó, quién lo modificó, cuando, donde y de que forma. Porque al existir el código fuente, esa información está allí.

Los desarrolladores de software generalmente incluyen información de contacto dentro del código fuente.

Más Difícil, Más Fácil

Ese viejo mito de que uno u otro sistema operativo es más fácil o más difícil ya me tiene cansado.

Suponga lo siguiente: Usted necesita una licuadora, va a la tienda y ve dos modelos de dos fabricantes diferentes. Una licuadora W y una licuadora L.

Se compra la licuadora marca W porque le gustó la forma y el color. Usted no sabe como funciona la licuadora. Toma el manual, lo lee, y comienza a ‘probar’. Así aprende y ya se siente cómodo con su licuadora W.

Pero que hubiera pasado si elegía la otra licuadora, la del fabricante L.

Hubiera sucedido exactamente lo mismo. Hubiera tomado el manual, lo hubiera leído y hubiera ‘probado’ el funcionamiento.

Exactamente lo mismo sucede entre Windows y Linux. Ambos son sistemas operativos. Ambos hacen funcionar una PC. Ambos traen aplicaciones para navegar, escuchar música, ver películas, chatear, etc. Cuando usted seguramente comenzó a utilizar una PC, ésta tenía Windows. Usted no nació sabiendo utilizar Windows, tuvo que aprender, con manual, probando, tocando. Si su primera PC hubiera tenido Linux hubiera pasado lo mismo.

¿Por qué no cambiar?

  • ¿Entonces por qué no cambiar de ‘fabricante’ y dejar de usar Windows para empezar a usar GNU/Linux?

Una posible respuesta sería: «Ya estoy acostumbrado a Windows»

Falso, con cada nueva versión de windows, las cosas van cambiando y evolucionando, usted debe seguir aprendiendo el funcionamiento de las cosas. ¿O me va a decir que el Windows 3.1 del año 1992 es igualito igualito al Windows 7 del año 2009? ¿O que el Office 97 es igualito al Office 2008?

  • En linux no funciona el hardware.

Falso y encima, en Windows tampoco. En ambos sistemas operativos deben instalarse los drivers. Es más, al instalar cualquier GNU/Linux se detecta el hardware y se instalan los drivers correspondientes para que todo funcione. Puede que las tarjetas de video no tengan drivers, pero siempre será posible utilizarlas en un modo básico hasta conseguir el driver correcto.

¿Acaso al instalar Windows le funciona todo el hardware? No, debe tomar uno por uno los discos de drivers e instalarlos. En linux eso es automático y al terminar de instalar se obtiene un equipo completamente funcional.

  • Linux es para programadores

Falso, cualquiera con dos dedos de frente se puede sentar frente a un linux, abrir Firefox, entrar a su cuenta de correo, descargar un documento adjunto, abrirlo con OpenOffice, modificarlo, imprimirlo, guardar el cambio y volver a adjuntarlo en otro correo.

Todo pasa por las ganas que uno le ponga… Si no, seguiremos comprando la licuadora W y cuando la fábrica cierre ya no sabremos como hacer nuestro licuado de todas las mañanas.

Somos lo que comemos

Volviendo al tema inicial, estoy en condiciones de declarar que usar software libre es como tener la huerta propia. Demanda un poco de trabajo, es cierto. Pero la recompensa y la satisfacción de tener algo propio es impagable.

Puedo tomar una de mis papas y regalársela al vecino, seguramente si la deja brotar la podrá plantar y ambos tener plantas de papa.

Puedo comprar un tomate en la tienda de la esquina y plantar sus semillas y cuando crezca la planta, regalar o vender mis tomates. Y cualquiera puede hacer lo mismo.

Y la comida que uno puede hacer es muy saludable y sabrosa. Nada de grasas saturadas, ni aceites hidrogenados. Nada de hamburguesas de origen dudoso. Compro mi propia carne y las hago con mis propias manos.

Tener software libre demanda algo de trabajo, es cierto, pero la recompensa y la satisfacción de tener algo propio es impagable. Soy lo que ejecuto, soy libre.

De yapa, una combinación de FastFood y Software Propietario

1 comentario (+¿añadir los tuyos?)

  1. FCR
    Jun 28, 2010 @ 04:21:23

    Bien dicho, todo. Pero muchos de los que argumentan el «estoy acostumbrado a windows» no llegaran a la tercera linea(les aburrirá leer, total, «están acostumbrados a windows»)

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